3 de junio de 2007

Maricones (10)

A colación de la desafortunada recomendación como educativo del cómic de Nazario, seguimos dando vueltas a la palabra "maricón" y a la oportunidad o no de su uso.

En la viñeta sirvo el enlace a la discusión en meneame.net sobre una supuesta revelación de las falacias de la derecha en este asunto. Entre un montón de estupideces que califican a quien las profiere, lo único interesante de toda la página son los comentarios de la usuaria Isabel, cuya lectura recomiendo.



Como colofón, añado un comentario de Amando de Miguel sobre el uso de determinadas palabras de implicación sexual. Siendo las opiniones de D. Amando siempre dignas de atención, me toca en este punto disentir con él.

Aunque estoy en contra de que la corrección política nos imponga una renuncia al uso de palabras polémicas que pertenecen al tesoro de la lengua española desde siempre (tales como solterona, moro, indio, negro y (¡ay!) español), una cosa es defender el uso común de palabras así, que no son intrínsecamente peyorativas, que han sido usadas por los mismos hablantes a los que cuadraría esa etiqueta (y que si alguien juega a sentirse ahora ofendido por su uso, que le den morcilla) y otra es avalar el caso de maricón, palabrota que nació sonora, rotunda, despectiva: un insulto de grueso calibre, que sólo admite un uso familiar por parte de los mismos afectados en entornos muy privados en los que se ve normal la perversión (también) del lenguaje.

Otra cosa podría ser marica. No es, por sí misma, un insulto, aunque, claro está, el uso de todas estas palabras depende de la intención y de las distintas tradiciones de uso del español, que es un idioma universal con innumerables variantes geográficas ¿Ha visto alguien Fresa y chocolate, una película que denuncia (todo lo que la dejan atreverse) la profunda homofobia de la feroz dictadura cubana, homofobia sobre la que Zerolo, aquí también, calla como una puta?

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