23 de enero de 2010

Estado de Obras



¿Vive usted al pie de una zanja? ¿Le despiertan cada mañana las excavadoras? ¿Se juega usted la integridad física entre sopletes de soldador que escupen chispas hacia su pelo y sus ojos y palés de ladrillos que amenazan con desplomarse sobre usted cada vez que anda por la calle aunque sólo sean cien metros? Mal de muchos, consuelo de tontos: está toda España así.





Yo me he mudado a un suburbio tipo Planet 51 (quién me lo iba a decir a mí, clásico urbanita sin automóvil y de toques bohemios) porque, entre otras razones, a la puerta de mi antigua casa están haciendo un aparcamiento subterráneo de menos tres plantas. Tres años de obras, calculo, y veremos qué pasa con los cimientos de los edificios adyacentes, más teniendo en cuenta que es una zona bastante sísmica. [1]





Un relato de Stanislaw Lem recopilado en "Diarios de las estrellas" cuenta que una vez su protagonista, Ijon Tichy, llegó a un planeta cuyo amplio programa de obras hidráulicas, canales, acequias y pantanos, había generado una trama de intereses tan influyentes que, al final, para poder continuar con él eternamente mucho más allá del punto en el que había dejado de ser necesario, se lanzó la consigna oficial de que todos los ciudadanos tenían que volverse peces.





Para este fin se los encuadraba de forma forzosa en un amplio programa de formación y reciclaje, como lo que en ciertas autonomías se denomina "inmersión lingüística", sólo que sin "lingüística": se los hacía cantar himnos bajo el agua elogiando la condición ictínea, culmen de todas las bondades, y se regañaba al interno al que se le pillara sacando la cabeza del agua para respirar, aunque la verdad es que todo el mundo respiraba a escondidas, profesores y líderes incluidos. [2]




Quién me iba a decir que esta disimulada y genial parodia de un régimen económico socialista y totalitario con su obsesión por la producción industrial en planes quinquenales (supongo que de Lem, pese a su nihilista ironía en grado sumo, se hubiera podido decir lo mismo que de los hermanos Strugatsky, que era "comunista pero antisoviético") iba a servir tan bien para plantear una aproximación al postcapitalismo de Estado de la Unión Europea, y por antonomasia, al español.




Desde que la civilización existe, desde los tiempos en Súmer del "en" y el "ensi", y seguramente mucho antes, ha existido el riesgo de que determinados sectores especializados considerados necesarios para su mantenimiento (los militares, el clero, los comerciantes, las asociaciones de proletarios, los fabricantes y usuarios de automóviles) se hicieran con el control y dedicaran la mayor parte de los recursos sólo a sus parcelas de interés, a lo que ellos veían bueno y necesario, que, casi siempre, coincidía con lo que incrementaba su propia cuota de poder y sus perspectivas de perpetuación en éste.




Al final, en la España de hoy, hemos llegado a la etapa última de esta carrera de todos contra todos: un golpe de estado de los constructores y los albañiles, que en vez de sacar los tanques a la calle, han sacado las grúas y las caterpillars, y se han puesto a excavar por todos los centros históricos de las ciudades unas trincheras que ríete tú de las barricadas de "Los miserables". Y como todos los golpistas, se han colocado por encima de la ley.




Les pondré un ejemplo de esto: pruebe usted a cortar una calle principal de una ciudad por su propio interés o capricho sin oficiar los trámites y permisos necesarios. Se le cae el pelo como a Lex Luthor o a Mortadelo. Pues en mi ciudad, conozco ya varios casos de calles cortadas sin aviso de un día para otro, y para varios meses, en decisiones emanadas de la autoridad de un capataz de obra. Molesto, dirán ustedes. Mucho más que eso, si tiene usted su cochera en una de esas calles, y el coche se queda dentro, y lo necesita para trabajar.




Y vaya usted a la policía municipal con el cuento, que será como ir en París en 1940 a la gendarmería y pretender que detengan a la Wehrmacht que desfila por los Campos Elíseos por haber causado daños en el mobiliario público y no respetar las normas de tráfico en su modo de conducir los panzers: en ambos casos, gendarmes y policías españoles le contestarán que no se puede hacer nada, que ahora mandan ellos. "Sonreíd y saludad, chicos", que decían los pingüinos de Madagascar.




Ahora, cuando camino por la calle, veo a un lado y a otro cómo los manolobenitos de la vida inician sus aquelarres de zanjas y grúas sin aviso, ni vallas, ni respeto por normas de seguridad que son claras y llevan mucho tiempo escritas. Para cosas tan básicas como salir a comprar el pan o ir al trabajo, se obliga a los ciudadanos respetables y a las marujas con cesta de la compra a jugarse la vida y la integridad del fémur entre abismos, baches y precarias pasarelas al tiempo que grúas suben trabajosamente toneladas de pedruscos que a veces la gravedad hace descender de forma súbita.




Somos ciudadanos de segunda cuya seguridad o bienestar no cuenta, pero con los que sí se cuenta como contribuyentes, esclavos felices a los que todo lo que se les hace es por su bien, que trabajamos toda una vida para ser dueños de una casa que tardamos en pagar más de lo que duran muchos edificios, que pagamos impuestos exhorbitantes para pagar las obras de aceras que se levantan una y otra vez, a veces incluso antes de que la obra anterior se haya terminado. Hemos pasado del "warfare" al "wellfare", y de allí, al Estado de Obras, que recuerda mucho a un Estado de Excepción.




Y a esta Obra, y a su Conspiración para dominar el mundo, no hay un Dan Brown que las glose, porque claro, éstos tienen poder de verdad. Lo rentable es hacer como en las Fallas de Valencia: desahogarte echando a la pira a demonios, a supuestos tiranos, que no tienen ningún poder, que son inofensivos porque son de cartón piedra, tan sólo una fachada completamente hueca.




NOTAS:

[1] Hace algún tiempo, cuando supe que iba a vivir una buena temporada entre movimientos de tierra artificiales, instalé un plug-in de Firefox que indica casi en el momento todos los terremotos que se detectan en el mundo. Se evidencia en un escueto renglón en la esquina inferior derecha de la pantalla del navegador, que te va desgranando los seísmos detectados: "M 3.1, Southern Alaska", en el momento en el que escribo.



Me he tirado dieciocho meses viendo pasar toda la geografía del Cinturón de Fuego del Pacífico con movimientos pequeños preferentemente situados en las Islas Aleutianas. Son, evidentemente, cientos al día, y sólo aparece el más reciente. Aún así, el otro día "tuve la suerte de ver pasar" el de Haití, 7.0. Y me quedé pensando que allí iba a morir más de uno, y reflexioné un rato sobre el extraño orden de relaciones que existe entre el mundo de los números y la realidad concreta, con el curioso papel de transmisión entre ambos que desempeña ese enigmático mundo intermedio que llamamos "percepción", o tal vez "conciencia", que cuando mira para un lado ve tragedias, y cuando mira para otro ve estadísticas.




Por cierto, la cantidad de pequeños terremotos (de 2.7, o así) que se están detectando en Yellowstone en el último mes es algo muy, muy extraño. Cientos, tal vez miles.



[2] El relato de Lem al que aludo es el decimotercer viaje de Ijon Tichy. Jobar, antes no necesitaba googlear estas cosas para cerciorarme. Claro que antes uno se acostumbraba a no necesitar cosas que antes no existían. Ya lo dijo Platón. Aquí sirvo el enlace, y recomiendo su lectura.


Lem Stanislaw Diarios de las estrellas 1



3 comentarios:

torku 23 de enero de 2010, 21:56  

Muy razonado, veraz y locuaz tu reportaje, amigo Mienmano. Y eso que no te has metido con los dineros, que ahí está el meollo de la cuestión. Esos que te destripan las calles por la mañana, te las tapan por la tarde y al día siguiente las vuelven a destripar para ver cómo las habían tapado, se están gastando los últimos dineros que ya ni tiene el Gobierno. El caso es que lo que están haciendo en dejando las arcas vacías, que a este paso ya veremos qué pasa, pues parece que vamos derechos a la bancarrota. A otro bloguero le apuntaba yo la idea de que éstos a lo mejor ya se están haciendo a la idea de que a lo mejor pierden el gobierno en las próximas elecciones y piensan dejar que los agujeros negros los tape el PP haciéndonos pasarlas canutas, claro, para que luego vengan ellos otra vez a despilfarrar los ahorros que logren hacer los peperos.
Un cordial saludo.

Luciosil 24 de enero de 2010, 10:27  

Estimado amigo, muy divertida la conspiración del plan E jajajaa. Lo que más me llama la atención es lo de los terremotos, es increíble la información que hay y en el instante. Viste lo de Haití mientras caían allí casas, qué cosas. Lo de Yellowstone es normal es una zona de gran actividad volcánica con caldera incluida.

Un saludo.

Anónimo,  29 de enero de 2010, 20:29  

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