El cerdito simplón, el cerdito cobarde y el cerdito subvencionado

El presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), Riay Tatary, se ha mostrado comprensivo con la detención y condena de la maestra británica que llamó "Mohamed" a un oso de peluche. ¿Quién es Tatary? Ésta es la semblanza que hace de él J.L. Navazo, del diario El Pueblo de Ceuta: "Llámase Tatary un conocido dirigente de la madrileña mezquita de Estrecho, que maneja con mano de hierro el entramado asociativo UCIDE (“Unión de Comunidades Islámicas de España”) y es, ideológicamente, afín a una corriente secesionista de los “Hermanos Musulmanes”, corriente radical y extremista del Islam nacida en tierras egipcias de la mano de Hasán Al Banna, allá por los años 1927." Aparte de su alto y subvencionado cargo, por su condición de imán de la Mezquita de Estrecho, en Madrid, y por conocer a varios imputados en el Juicio del 11-M fue citado a declarar como testigo. Pulse aquí para leer una transcripción de su declaración. Y, a fuer de ser justos, es de destacar que ha habido musulmanes que han trabajado activamente para defender a esta maestra de las horribles consecuencias que le podría haber acarreado un acto que sólo una mentalidad muy obtusa o muy perversa podría calificar como algo más culpable que un error inocente, o como mucho, un descuido. Musulmanes de mucha más importancia que este paniaguado que en sus declaraciones públicas hasta ahora había demostrado una envidiable capacidad de tirar balones fuera cuando se le preguntaba en los medios de comunicación por los aspectos más peliagudos de la convivencia entre la España democrática y los musulmanes, españoles o no. O musulmanes "comunes" con los que probablemente tenga muy pocos puntos de acuerdo y cuya visión del asunto no comparto y me parece muy criticable, pero que no parecen pedir la degollina para nadie, y en cuyo honor jamás bautizaría a cerdos de peluche con mostachitos siniestros. Porque Tatary, con su afirmado respeto por las leyes de cada país siempre que sean leyes islámicas, ya podemos sospechar lo que hubiera dicho si esta mujer hubiera sido linchada: "Yo no sé si es desproporcionado o no, pero la ley lo contempla y ella lo sabía" Un detalle que me llama la atención: los mismos medios islámicos de lengua española que nunca albergan en sus servidores textos en los que se llama a su profeta "Mahoma" sino "Muhammad", o "Mohamed" (me parece muy bien que lo llamen como gusten siempre que no intenten obligarnos a los españoles a adoptar sus criterios lingüísticos), esos mismos medios que rechazan "Mahoma" con el mismo fervor que la prensa de Barcelona rechaza escribir "Cataluña" con eñe incluso cuando escribe en español... ¡Ahora sí dicen Mahoma, no vaya a ser que alguien repare en que este asunto ha estallado simplemente porque en árabe, al contrario que en español, no hay un nombre que designe al profeta del Islam sin, al mismo tiempo, designar a decenas de millones de personas que también se llaman así! ¡Eso podría hacer parecer el error de esta maestra inglesa más inocente, más comprensible! ¡No se debe permitir!