Violaciones guay y chachi piruli.

El Mundo.es trata un caso de agresión sexual como una anécdota de estética festiva.

No hay que describir más; la imagen habla por sí misma:


Les pido otra vez que miren la ilustración. Vemos un caso de infidelidad de comedia en vez de un sórdido delito. Vemos un atrevido galán lleno de encanto en vez de un asqueroso criminal que además, por el modus operandi, demuestra que es un temerario y un gilipollas. Y en vez de una víctima de la agresión, una mujer, una persona, vemos un objeto sexual, una ridícula y enana muñeca hinchable que se deja querer mientras luce bikini.

Y todo eso con esa estética tan maja, tan guay, tan Jordi Labanda (qué daño ha hecho ese hombre, Dios mío) tan "Sexo en Nueva York" y tan cine español modernete, progre y guarrifeminista en plan "Al otro lado de la cama"



Repugnante ¿no?

No quiero cargar las tintas contra Luis Parejo, el dibujante, por una ilustración de tan dudoso gusto. El problema de los humoristas gráficos (y es de suponer que aún más los profesionales) es que las circunstancias te obligan a ser en todo momento divertido, y al contrario que en otros trabajos, eso no se puede suplir sólo con laboriosidad y muchas ganas. Si la inspiración no viene, pues no viene; en estos casos, la presión del entorno te puede inducir a dar por buenos los disparates más increíbles, y un profesional, al contrario que un bloguero, no puede elegir retirar su trabajo si se da cuenta de que ha metido la pata. Puede haberle pasado algo así.

Pero esta noticia, antes de su publicación tal y como está, ha tenido que pasar por los ojos de otros. ¿Quiénes juzgaron que esta (anodina) noticia de agencia se podía publicar con este tratamiento? Y sobre todo, ¿quién fue el irresponsable que decidió que una simple noticia de agencia con un texto de tono neutro y formal merecía ser ilustrada con un chistecito, y le pasó a Luis Parejo el encargo?



¡Cómo se ponen los periódicos en verano!