3 de junio de 2006

Payasos cómicos y payasos siniestros.

Pedro J. Ramírez acaba de darse cuenta de que Zapatero a veces miente.



Una reflexión sobre la figura del payaso: antiguamente una labor
encomendada a los deficientes mentales, también, tradicionalmente, ha
sido asociada con la labor del sedicioso que, haciéndose el tonto,
intentaba destruir completamente el orden establecido.

En los autos sacramentales de la Edad Media, el papel de payaso lo
desempeñaba el personaje del Diablo, el Enemigo de la virtud por
antonomasia, al que el público quería ver ridiculizado para ocultarse
a sí mismos el miedo que les inspiraba.

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