14 de junio de 2006

Blanco y negro.

PROLOGO SOBRE LA AUTOCENSURA.


La ilustración que remata este artículo está rodeada de una leve polémica. Decidí retirarla del Blog de Libertad Digital a petición de los lectores, que la encontraban chocante. No fue un acto de autocensura en el sentido de que me sintiera coaccionado, ni fue retirada de allí por manos distintas a la mía, como, por cierto, sí me ha ocurrido alguna vez, no sé si accidentalmente (ése es uno de los motivos por los que existe esta bitácora "de respaldo")

(edición posterior:
la imposibilidad de ver esa ilustración en el servidor de Libertad Digital, que se había prolongado durante bastante tiempo, actualmente está solventada.- 21/09/2006)



Pero si, en alguna medida, mi objetivo a la hora de hacer este tipo de humor gráfico es molestar a alguien, desde luego, ese alguien no son aquellos de mis lectores que comparten mi manera de pensar. No me avergüenza admitir que a ésos, prefiero mimarlos, apoyarlos y sentirme apoyado por ellos. Tampoco me avergüenza admitir que tengo una ideología y soy parcial, aunque como cualquier otro, disfruto de mis propios matices, y al contrario de muchos otyros, no obedezco consignas. A estas alturas, en el mundillo de la opinión de Internet hay que ser muy iluso para autoetiquetarse de imparcial, aunque si el autoetiquetado incluye los términos "independencia" o "pluralidad", que no describen estados de ánimo sino relaciones visibles, no cabe la disculpa del autoengaño y se puede calificar a quien de ello presuma pese a todas las evidencias contrarias de hipócrita, o de cínico.


Pero (y creo que la falta de tapujos al afrontar estas facetas siempre delicadas en la tarea de un comunicador me da derecho a una cierta credibilidad) no es la diplomacia, ni la conveniencia, lo que me han hecho, en este caso concreto, tan dúctil a la hora de aceptar estas peticiones de "autocensura". Es una sensación de "deuda moral", que paso a explicar.


No tengo reparos en hacer chistes muy agrios, directos, de contenidos muy explícitos en temas como, por ejemplo, el de las víctimas del terrorismo. Soy consciente de que con ello, es muy posible que pueda herir sensibilidades. Me importan un bledo las sensibilidades de aquellos que han demostrado muy escasa sensibilidad para con las víctimas, que con este tipo de críticas sólo ven heridos sus egos o su credibilidad para inculcarnos monsergas. Pero entiendo que también pueden herir precisamente a aquellos a quienes pretendo apoyar, que ven plasmadas de manera muy clara imágenes duras que es lógico entender que pueden dolerles.



Tengo las ideas claras sobre la conveniencia, o no, de mi estilo caricaturesco, y la conciencia muy tranquila sobre mis intenciones. Pero ni mis ideas ni mi conciencia las considero por encima de lo que puede sufrir alguien a quien la barbarie ha arrebatado a un ser querido, o a una parte de sus vidas. Aunque, que yo sepa, ninguna de las peticiones de "moderación en el estilo" que recibí a colación de estas caricaturas procedía directamente de una víctima del terrorismo, quiero proclamar este "acto de autocensura" como un gesto expreso de respeto hacia ellas, y como un humilde homenaje.


Eso sí, ahora que el polvillo se ha asentado un poco, y dado que la presente bitácora de Blogger es, sobre todo, un "registro histórico", recojo íntegro el mensaje "polémico":





BLANCO Y NEGRO.

Colocada una foto de Míguel Ángel Blanco sobre el escaño de Zapatero.

(El Mundo)
(Libertad Digital)




































Por cierto, que ese acto, que en mi opinión traspasa los límites de la protesta legítima (yo soy así de raro, no me gusta la gente que tira huevos en los mítines y cosas así, y no soy tan sectario como para no aplicar este criterio a los activistas de todas las ideologías), de lo que en ningún caso puede calificarse es de "agresión", simbólica o no, y esto por parte de los que minimizan o justifican las agresiones reales, verbales o físicas, que se están dando cada vez más y que se enmascaran bajo este golpe de estado blando disfrazado de "proceso de paz" o "estatuto".

¿Y quiénes son tan cínicos de llamar agresión a lo que no lo es y de justificar o enmascarar las agresiones reales? Como era de esperar, los "plurales".


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