¿Contra la pena de muerte? Contra la muerte, simplemente.

Sadam Hussein, enterrado en Auya junto a sus dos hijos varones.

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Yo fui uno de los que se declaró en contra de la ejecución de Sadam Hussein: era una cuestión de principios, y sobre todo, de conveniencias políticas e históricas para Irak. ¡Qué poco me importa la vida de ese asqueroso asesino comparada con la de esos dos ecuatorianos desaparecidos en el atentado de ETA! ¡Cuánto más fácil resultaría creer en Dios si a todos los que prepararan una bomba les estallara en sus repugnantes caras! y lo más doloroso es que eso ha ocurrido alguna vez, y hemos tenido que soportar a Arzalluz y a Gabilondo adoptando poses compungidas.